De cuando en cuando, llegan hasta su cima, otras amigas del demonio, en este caso, provenientes de los más remotos rincones del planeta. En otro tiempo, estas reuniones, llamadas sabáticas por celebrarse la noche de los sábados, tenían lugar al aire libre. Esa es la razón de que conozcamos lo que le sucedió a un joven pastor que guardaba su ganado en la falda del monte. Cuentan que, en cierta ocasión, el joven pastor presenció un aquelarre. Contempló a las brujas completamente desnudas, bailando en torno a un macho cabrío. El muchacho había escuchado a algún viejo de su aldea que de estas amigas del demonio podía obtenerse cualquier cosa. Sólo era cuestión de poner sobre sus ropas una cruz hecha con dos ramitas de ruda. Llevado a cabo el elemental ritual, la bruja quedaba obligada a conceder todo lo que se le pidiera.
Y eso es lo que hizo el muchacho mientras las brujas enloquecidas bailaban sin parar alrededor del diablo, transformado en macho cabrío. Colocó dos ramitas de ruda sobre las ropas de una de aquellas mujeres, una bruja que se movía con una fuerza más poderosa que la de un huracán. Al terminar el aquelarre, la bruja se dirigió al joven pastor y le preguntó qué es lo que quería. Este le contestó que un diablo metido en una redoma. Durante algún tiempo conservó el pastor en su poder la extraña reliquia, hasta que un día el diablo expresó el deseo de abandonar su cautiverio. Pactó con su dueño que, a cambio de su libertad, le daría un valioso tesoro.
Inmensamente rico, el pastor se casó con una hermosa joven de la que estaba enamorado, pero a la que nunca se había atrevido a declararse por pertenecer ésta a una familia de noble estirpe y muy rica.
Referencias
Francisco Lázaro Polo,
UNA SIERRA DE LEYENDA
Rehalda Número 8 - Año 2008
Imagen
"El aquelarre" de Francisco de Goya, (Museo Lázaro Galdeano, Madrid)
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"El aquelarre" de Francisco de Goya, (Museo Lázaro Galdeano, Madrid)
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