sábado, 2 de agosto de 2008

Las Salinas de Royuela


La sal era un recurso muy valioso en Albarracín debido a la actividad ganadera. Los herbívoros, y por tanto las ovejas, necesitan de este elemento imprescindible para completar su alimentación. Ya que la sal era un producto estratégico, los principales afloramientos de aguas salinas existentes en la comarca se explotaban desde antiguo.


¿De donde viene la Sal?

Una parte del subsuelo de Royuela está compuesto por arcillas y rocas sedimentarias, llamadas margas, que son muy ricas en depósitos salinos. Estos materiales se formaron hace 210 millones de años, cuando un clima muy árido produjo la evaporación de las lagunas de agua salada que quedaron aisladas tras la retirada del mar. Cuando el agua subterránea disuelve estos materiales, afloran a la superficie fuentes y manantiales cargados de sal.



Historia de la Salina

Hay datos del funcionamiento de esta salida desde el 1166 aunque es posible que se explotara desde mucho antes. Su producción no era muy alta, pero proporcionaba y una sal muy apreciada por su alta calidad. Este recurso era una de las fuentes económicas más importantes para los señores de Albarracín en el siglo XIII.

"La primera referencia datada de Royuela se refiere a la suscripción de un convenio para el reparto de las tierras conquistadas a los árabes por Alfonso II de Aragón y Calveto de Biel datado 7 de septiembre de 1166, en el que el rey se reserva Royuela y sus salinas. En este documento se dice textualmente: "en toda Roiola cum suis salmis", aludiendo claramente a la explotación de Las Salinas de La Hoyalda" (Enciclopedia Aragonesa)


Su funcionamiento terminó hace poco, en el 1978. Además existen restos de otras interesantes salinas en Griegos (Aguas Amargas), Albarracín (Valtablado) y en Noguera (en el Salero)

Funcionamiento

El proceso de obtención de la sal era bastante sencillo. El agua que escurría por la ladera, atravesando las rocas salinas, era conducido por medio de canales hechos con troncos de madera un deposito general y de hay se distribuía mediante guías de madera a balsas aceldadas para conseguir mejor horizontalidad y distribución. En las balsas, y gracias únicamente a la energía del sol, el agua se evaporaba dejando una costra de sol en el fondo.









Referencias:

- La Hoyalda, Juan Manuel Berges, Rehalda nº 2, 2005
- Algunas imágenes y textos tomados de los paneles indicadores de la propia Salina.

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