jueves, 7 de agosto de 2008

Orígenes de la Rondalla actual de Noguera




Roque Yuste Giménez fue uno de los fundadores de la Rondalla actual. En esta colaboración que transcribimos a continación, nos cuenta su particular visión de los orígenes e historia de la actual rondalla.

 "En el pueblo que yo nací, Noguera, siempre ha habido afición a aprender a tocar los instrumentos de cuerda, como la guitarra, el laúd, la bandurria y también el pito o la flauta, que eran los que estaban al alcance de las (gentes de aquellas latitudes, supongo que como en la mayoría de los pueblos con poco poder adquisitivo y pequeño como el mío.

Yo descubrí muy pronto esta afición, empezando con el pito de pastor por aquellas montañas, barrancos y valles, haciéndole sonar con notas precisas, armoniosas y entusiastas o apasionadas, porque así lo sentía; pronto con la guitarra y el laúd, pues cuando en el baile que hacían los mozos del pueblo en el salón que tenían para divertirse un poco; nos dejaban entrar los domingos y festivos, me colocaba lo más cerca posible de los músicos sin poderlo evitara, oyendo con atención los rasgueos de la guitarra y melodías de bandurrias y laúdes; captando sus acordes, movimientos y sonido con atención, aprendiendo la pieza de memoria y sintiendo por ello un inmenso placer.

Poco tiempo tenía para practicar esta afición, ya que iba de pastor y es necesario dedicar muchas horas y sin posibilidad de estudiar solfeo, que además no había oído hablar de ello siquiera, ya que se tocaba de oído. Acompañándome con la guitarra mi primo Samuel Giménez, con quien me entendía muy bien, toqué en el salón de baile y participé en las rondas que hacían los mozos por las calles del pueblo antes de bajarnos a Cella, a la edad de quince años. En Cella había una rondalla de las mejores de aquella comarca y tenía más posibilidades de llegar a dominar los instrumentos, e incluso aprender solfa, pero el levantamiento franquista contra la República, me truncó las ilusiones, las esperanzas como a cientos de miles de jóvenes de nuestra querida España. Casi tres años de guerra, campos de concentración y batallón de trabajo en Francia; batallón disciplinario y ejército franquista en España, en total ocho años de la flor de mi juventud esfumados.

Después ¡espabilarte! para resolver tu vida en Barcelona a base de muchas horas de trabajo y salarios injustos. Más tarde, la familia y sus problemas, y al final la jubilación, que si he disfrutado de ella y sigo gozándola. Aunque desde los años cincuenta del siglo pasado, siempre he tenido una guitarra y una bandurria en casa usándolas de tiempo en tiempo.

Cuando ya había cumplido los setenta y siete, descubrí en el Casal de Gen Gran de mi barrio, que es como llaman aquí a los Centros de Pensionistas, que podríamos dedicar parte de nuestro tiempo a cosas o aficiones que no pudimos hacer por causas diversas, como participar o formar parte de la rondalla que habían formado varios compañeros, bajo la dirección de un profesor de esta especialidad, sobre todo un experto en guitarra y laúd. Si bien dudé al principio, cuando ya oí ensayar lo hacían tan mal que podía participar sin sentir complejo por ello. Es más, se me quedaban las piezas en la memoria con la misma facilidad que cuando tenía doce o trece años, y me salía la música a borbotones, como si quisiera recuperar el tiempo pasado, perdido y me resultaba emocionante y apasionante.

La Generalitat de Cataluña y posteriormente los Ayuntamientos, pusieron a nuestra disposición profesores o directores de música, quienes con mucho tesón y no menos paciencia, lograron crear infinidad de rondallas en toda la provincia, llegando a interpretar, en su mayor parte tocando de oído, piezas maestras y verdaderos conciertos dignos de escuchar con atención por jóvenes de otras generaciones con admiración participando en su organización por los Ayuntamientos y Generalitat. No se imaginaban que algo así pudiera existir, tan mayores y con esa vitalidad manejando una guitarra, una bandurria, un laúd o un violín.

Poco a poco nos fuimos adaptando y a base de mucho ensayo de dos y tres horas por la mañana de lunes a viernes, íbamos dominando piezas cada vez más difíciles, más importantes hasta lograr variados y buenos repertorios.

Comenzamos por dar conciertos en nuestros respectivos Casales de Gent Gran en las fiestas de fin de año en Diciembre, fin de curso en junio, despertando el entusiasmo de los asistentes, pues tocar juntos diez o doce guitarras, siete u ocho laúdes, cinco o seis bandurrias y dos o tres violines bien orquestados, causa efecto, impresionan. Tanto más, manejados por personas muy mayores y sin papeles que la mayoría nunca lo habíamos disfrutado.

A medida que nos fueron conociendo nos citaban para actuar en otros Casales, en Geriátricos que hay mucho sufrimiento, en Residencias de ancianas y ancianos, e incluso en hospitales Terminales como la «Rotonda» en la avenida del Tibidabo. Nuestras actuaciones son gratuitas, puesto que somos jubilados, pensionistas que tenemos mucha suerte de mantenernos en condiciones para llevar un poco de alegría a quienes sufren de nuestras generaciones.

También se formaron grupos de habaneras y coros de canto que cumplen el mismo cometido, más o menos. Concretamente, en el Casal de Gen Grant de la calle Guineueta, tenemos un grupo de habaneras compuesto entre ocho o diez cantantes, mujeres y hombres, más cinco instrumentos de cuerda que acompañamos en los ensayos y actuaciones.

Yo nací en Noguera de Albarracín (Teruel) un lugar ideal para pasar tranquilas y buenas vacaciones en verano: montañas y barrancos espectaculares, extensos y altos pinares, rocas pintorescas y acantilados diferentes con panoramas envidiables, fantásticos. Fuentes abundantes con las mejores aguas de la Sierra de Albarracín. Conozco bien el término municipal y sus alrededores, porque fui pastor varios años gozando de su sana naturaleza. Me gusta más la montaña que la playa al igual que a mi mujer, pues de cuarenta para arriba, no te mojes la barriga, dice el refrán.

Después de muchos años de ausencia, regresé a pasar más las vacaciones con mi familia por el año 1954 del siglo pasado, encontrándome con varios compañeros de mi época y generaciones posteriores como Amadeo, Cándido, Guillermo, Manuel, Juanito y otros. Residimos en casa de mis primos Miguel y Feliciana, como lo hacemos cada año que pasamos allí las vacaciones, principal razón por la cual empecé a trabar amistad con Guillermo, con quien de inmediato comenzamos a hablar de música, de guitarras, laúdes y bandurrias, así como de la posibilidad de hacer una ronda por las calles del pueblo como era costumbre muy arraigada en los mozos no tan mozos. Ensayábamos en la planta baja y algunas veces en el comedor, ya que a todos les gustaba oírnos tocar. Los dos dominamos cualquiera de los tres instrumentos nombrados y no teníamos problemas para templarlos, luego siempre estaban a punto para hacerles sonar bien. De alguna de las rondas que hicimos, ha quedado constancia con Amadeo, Cándido en la plaza de pueblo.

Pasaron algunos años hasta volver por allí, principalmente en razón del trabajo y las ocupaciones para hacer frente a los problemas de la vida con sus necesidades. Posteriormente, cuando me jubilé pasábamos las vacaciones en una torre que teníamos en Pontóns, un pueblo pequeño en las montañas del interior de la provincia de Barcelona, cultivando un pequeño huerto con dos frutales de cada clase, variedad de rosales cada uno de diferente color y plantas de flores diversas como dalias. También dos parras de uva moscatel una blanca, otra negra muy sabrosas. Hacíamos largas excursiones y paseos diarios por las explanadas sembradas de extensos viñedos, árboles frutales varios.

Es a partir del año 1998 del siglo pasado, que empezamos a ir en julio y agosto algunos años, y estos últimos pasamos sólo agosto, especialmente desde que funciona la rondalla y hacen las fiestas de verano. Es cuando más veraneantes hay hijos de pueblo, mas, mejor ambiente y la Rondalla recorre las calles llenando el espacio de música cantares originales y extraordinariamente emocionantes.

En esa época nos acostumbramos a ensayar en los bajos de casa de Manuel con Guillermo, y pasar los tres, ratos divertidos rasgando los instrumentos, y fue Manuel en uno de esos momentos quien nos expuso una idea genial que encontramos muy acertada y que apoyamos sin pensarlo dos veces, sin vacilar. Se trataba de proponer al Ayuntamiento la posibilidad de contratar un profesor o profesora de música en Teruel, para dar clases de solfeo a las niñas y niños del pueblo de Noguera, durante unas horas algún día de la semana y aplicarla a los instrumentos de cuerda: guitarra, laúdes, bandurrias, de esta manera encauzar el futuro de esa juventud por esa cultura básica como es la música en la infancia y por el camino de compañerismo, la solidaridad, el respeto mutuo y la sana diversión.

Recuerdo que fuimos Guillermo y yo, encontrando a la secretaria a quien expusimos esta idea, que no solamente creyó interesante, sino que tomó buena nota para ponerla a disposición del Alcalde y Concejales. El resultado está a la vista: una Rondalla que es la admiración de los pueblos de la Sierra de Albarracín, porque muchos de ellos ya han disfrutado de sus jotas y melodías sin límite con mucho entusiasmo y alegría.
De todo este proceso para alcanzar estos logros nadie mejor que el Presidente de la Asociación Musical, Manuel, pero muy especialmente, Guillermo, bregando horas y horas, días y días, año tras año con esas admirables niñas y niños aplicadas y constantes, ahora ya unas guapas mujercitas, interpretando a la perfección cualquier partitura o pieza musical que esté a su alcance por difícil que ésta sea.

Sería por agosto de 1999 que tuve la grata sorpresa de encontrarme con el primer grupo compuesto por Guillermo, Julio y David, bandurrias; Manuel con su laúd, José Ángel y el hijo Maximino con guitarras, dando ya el primer concierto en el salón de baile en los bajos del edificio del Ayuntamiento, interpretando piezas importantes como El Sito de Zaragoza y Aragón, Tierra Bravía, participando yo con bandurria. Por descontado que los vecinos del pueblo y visitantes escuchaban con mucha atención y a final aplaudieron con ganas.

Lo que causó entusiasmo de veras, fue participar en los ensayos con Virginia, María, sendas guitarras; Mónica, Ana, Lucía y Carlos, con sus bandurrias y edades, entre cinco y nueve años, que apenas podían hacerse con el instrumento, siguiendo un año tras otro con interés y tesón sin abandonar. Todo esto hay que vivirlo y aun así, no se encuentran las adecuadas palabras para expresar su verdadero alcance ni lo que sienten contemplando aquel panorama.

Al año siguiente, ya dimos el primer concierto con estas admirables criaturas en la plaza de la iglesia y era emocionante observar el asombro, la alegría de las gentes del pueblo y no digamos de sus padres, de sus familias y amigos. Otro tanto aconteció en el concierto que dimos en Torres, posteriormente, teniendo en cuenta que las madres de Ana y María, Virginia y Lucía, son de ese pueblo, y por tanto, sus abuelos, sus familiares y amistades estaban en aquel acto como es de suponer.

Dos señoras muy mayores que estuvieron todo el tiempo oyéndonos en un portal de la plaza sentadas, cuando nos disponíamos a montar en el coche para regresar a Noguera, se acercaron a nosotros, diciéndonos: «Hacía muchos años que no habíamos pasado dos horas tan agradables como en estos momentos acabamos de vivir.» Dándonos las gracias una y otra vez muy contentas ellas. La cuestión es que si de un pueblo tan pequeño con pocos habitantes puede lograrse algo tan grande. ¿Qué no podría conseguirse a todos los niveles de las diferentes culturas si las clases populares tuviesen masivamente la oportunidad de desarrollar su inteligencia y sus capacidades?

En agosto del siguiente año me encuentro con la muy grata sorpresa de la presencia de M. a José, de Cella, como profesora y directora, quien no solamente, había organizado a la perfección la parte musical, sino que coordinada con ésta tenía formado un coro, un grupo de canto compuesto principalmente por sus madres, es decir, Manuela, madre de Mónica; Ana, madre de María y Ana; Isabel, madre de Julio y también Carolina y Laura. Me llamó la atención ver a M. a del Mar con su guitarra también, muy interesante, teniendo en cuenta que es una mujer de mediana edad y hace falta mucha fuerza de voluntad y sentirlo de veras.

¡Que me diga alguien a mí si todo esto, 'fabulosamente conmovedor, emocionante no es digno de resaltar!

Yo había escuchado a Guillermo con Miguel, hablar de la necesidad de bajar a Celle para contratar una profesora de canto, e incluso manifesté mi opinión favorable, pero no me imaginaba que fuese tan rápido y con un resultado extraordinariamente positivo. Parece como si Cella y Noguera, estuviesen predestinados a hermanarse, y pienso si algunos de estos dos pueblos seguirán el camino que escogimos Flora, Enrique y yo.

Siguiendo con las sorpresas, en el mes de agosto del año posterior al entrar en el local de ensayo, me encuentro con una fotografía pegada en la pared con instrumentistas y cantadoras, juntos y vestidos de baturricas y baturricos, muy alegres. Guillermo me puso al corriente de todos los detalles, y pronto comprendí el alcance, las consecuencias favorables y la aceptación que iba a tener, no solamente en Noguera, sino en toda la Sierra de Albarracín, e incluso en el mismo Teruel. Porque a estas horas no me cabe ninguna duda de que Noguera suena a música y canto en todas partes, e incluso su sonido se oye en Barcelona y en otros lugares.

Mis compañeras y compañeros de las rondallas y del grupo de habaneras, se emocionan cuando les enseño las fotografías, cuando regreso de las vacaciones y lo que les llama la atención, especialmente, es ver tantas chicas guapas entre tantas mujeres. Siempre me he sentido muy a gusto tocando y ensayando con todas y todos, pero en aquella ocasión fue alucinante. La coordinación que había entre música y el canto, era perfecta y esa combinación auguraba buen futuro, y que M. a José se las había sabido ganar de la manera más noble y sencilla.

Me llama la atención y es curioso que Juan José memorice las piezas, las canciones con tanta facilidad, pues ya se incorporó al primer grupo, el segundo año y no sabiendo solfeo tocaba con mucha seguridad. En el pasado siempre se ha tocado de oído en los pueblos lejanos y pequeños, y, como consecuencia, en las rondallas que tenemos formadas en los barrios de Barcelona y su provincia, que somos en su inmensa mayoría emigrantes de todas las Regiones de España, huyendo de la miseria y el hambre, muy pocas tocan con partitura delante, si bien, son necesarios muchos ensayos, horas y horas, días y días, meses y años para interpretar bien algunas piezas buenas o muy buenas. Sin embargo, somos capaces de dar buenos conciertos en pueblos importantes como Cardona, donde hay minas importantes de potasa; Trem de la provincia de Lérida, el pre-pirineo catalán; Tarrasa, pueblo industrial cerca de Barcelona; Rubí, de esta misma provincia; Trobada de Rondallas en Igualada, con importantes industrias del cuero tradicional y actuales. Noviembre del 2006 en Ripoll de la provincia de Gerona, en el camino de Puigcerdá, con cultura catalana muy arraigada, la rondalla y el grupo de habaneras, así como jotas aragonesas.

En todas estas salidas sólo dos veces hemos tenido la dirección del director o directora, y en algunas de las que damos en Barcelona; pero casi siempre nos dirigimos nosotros mismos. El director me designó a mí con consentimiento de los compañeros y compañeras, para llevar la iniciativa y así seguimos.

Una de las mayores satisfacciones que tengo cada año es al llegar el mes de agosto, llegar a Noguera y encontrarme con todas, todos ensayando en el local y rondando por las calles del pueblo que nací, encontraron bien de salud y las jovencitas más crecidas y hermosas, como es lógico.

Esta historia es necesario contarla, hay que escribirla para que quede constancia y de vida, para que queden recuerdos tan importantes, tan emocionantes a las futuras generaciones, y, si es posible, sigan el ejemplo, pues puede reportar grandes cosas a ese pueblo pequeño, pero inquieto y admirable donde haya otro.

En agosto del 2006, Mónica me dijo que ese mismo otoño empezaba el cuarto curso de violín en el Conservatorio de Música de Teruel, cosa que me alegró infinitamente, pues creo y espero, que llegue a ser una buena concertista, porque inteligencia le sobra y fuerza de voluntad no le falta. La comprendí el segundo año de ensayos, cuando le oí tocar una habanera de las que constan en el método de bandurria, que le llevé. ¡Qué interesante si Noguera tuviese una mujer concertista de violín y alguien más siguiera ese ejemplo!

En las rondallas que participo en Barcelona, siempre hay dos o tres violines que enriquecen en buena proporción nuestras interpretaciones, e incluso resaltan sobre los sonidos de las bandurrias y hacen que sea la melodía más agradable, más emocionante. Por lo tanto, Mónica, adelante con el violín y hazle sonar con energía, con entusiasmo y mucho sentimiento, todos te lo agradeceremos siempre. Mucho nos gustaría que un nuevo sonido, unas nuevas notas y una sublimes melodías surcaran el espacio de ese bendito Pueblo y volaran por valles, montañas y praderas libres como el viento y el tiempo.

¡NOGUERA! ¿Por qué la llamarán Noguera? En ningún lugar de los que estuve o visité, he visto unas nogueras tan grandes y altas, tan anchas, tan enormes. ¿Será por criarse y desarrollarse de esa manera, que los primeros habitantes o los segundos, o vete a saber a quien se le ocurriría ponerle ese nombre? La verdad es que cuando recreo mi memoria desde que recuerdo, todo me parece importante: mi niñez con los juegos que a menudo inventábamos; mi infancia sin tiempo para jugar por las obligaciones que la vida familiar y sus necesidades ya te imponían; adolescente recorriendo aquellos paisajes tan maravillosos, esa naturaleza tan diversa en tan poco espacio como tiene su término municipal. Hasta los quince años que tenía cuando nos bajamos a vivir a Cella, me doy cuenta de que aprendí muchas y buenas cosas viviendo aquel ambiente con todos los problemas que llevan en sí nuestras complicadas vidas y que me han servido en cada momento en mi conducta, recorriendo el tiempo allí donde he estado, compartiendo con toda clase de seres humanos mi forma de ser y de obrar.

Gozando de esos bellos paisajes con Guillermo, y a veces con mi primo Miguel, hemos hecho excursiones cada año en agosto por diferentes itinerarios, sin prisas y recreándonos, como el barranco de la Tejeda con su riachuelo, que de tanto en tanto, cruza el camino y hay que saltar para no mojarse los pies. Se encuentran varias 'fuentes en su largo recorrido, a cual mejor agua hasta llegar a la fuente de los Maquis, nombre que le pusieron las gentes del pueblo, porque de ella se abastecían los Guerrilleros, situados en aquellas montañas, durante la resistencia desesperada contra la bárbara represión franquista. Las montañas a los dos lados tienen una pendiente muy pronunciada y donde no hay rocas crecen frondosos pinares y estepas, principalmente; pero es curioso que si vas fijándote pausadamente en los accidentes del terreno encuentras detalles que de otra forma pasan desapercibidos, es decir, que yo habré pasado por los mismos espacios cientos de veces, cuando recorría esos mismos lugares con el ganado o a por ceporros para la estufa, y ni enterarme; sin embargo, el paso del tiempo dejó huellas muy marcadas, por ejemplo, en las rocas por efecto de la lluvia, el viento, el sol y la nieve, además, de los fenómenos mayores como terremotos, volcanes y otros. Qué cantidad de figuras se pueden crear con un poco de imaginación recreando pausadamente el espíritu, semejando animales, personas incluso, aves de gran tamaño, etc. El movimiento de las ramas de los pinos cuando hace viento, según su velocidad y del lado que viene con su rumor o ruido especial, original. Resulta asombroso tratar de relacionar todo esto con la Naturaleza de las cosas.

Desde la cañada o pradera de dicha fuente, regresamos al pueblo por la ladera pendiente, donde tenían los Maquis uno de sus campamentos, siguiendo la cordillera ondulada con sus espesas pinochadas hasta el Alto la Hierba, descendiendo por la larga pendiente con un prolongado descanso en la pequeña pradera del alto de Peñarubia, siguiendo la cada vez más pronunciada bajada a la virgen del Carmen y la dominguera hasta las primeras casas de la villa.

Otra de las excursiones interesantes en dirección de la fuente la Rosa o Praunavazo, pasando por la peña el Orcajo, y contemplando el panorama a los dos lados de este lugar, se pueden pasar horas curioseando cada rincón, cada detalle, incluyendo la especie de calles que partiendo del riachuelo llegan a los más alto de la pronunciada montaña. Peñas gigantes tan diferentes en su estructura formando un estrecho y corto cañón, por donde circula un viento muy fresco en verano e insoportable en invierno. Al llegar a las dos aguas, siguiendo el camino de la fuente a los dos lados hay abundante orégano de color rojo y también blanco. Una pendiente larga, pero poco pronunciada y recompensa un buen trago de agua fresca y buena, donde haya otra después de una larga tumbada sobre su verde pradera.

Un poco más arriba cogiendo la carretera forestal hasta los quemados, a mitad del camino andado, hay una vista emocionante mirando hacia la cepilla viendo el Pinarejo y barranco Colorado.

Muchas veces poco antes de la fuente de los burros, cogiendo el camino de la derecha muy encosterado, al llegar a la fuente del borrocal apetece descansar y beber agua fresca, que chorrea poco a poco de una pequeña canalita, y continuar después viendo las maravillas que a los dos lados te ofrece la Naturaleza como los pinos altos y recios entre el riachuelo y el camino, pronto se llega al praunavazo y la fuente Juan Ramón, cruzando la carretera de Bronchales, reponiendo fuerzas con un buen trago de la fresca agua, para después iniciar el descenso pausadamente hacia Noguera, siempre contemplando el panorama que nos ofrece desde la trinchera y gollizno hasta la peña Zarramonera y el término municipal de Tramacastilla y Torres, que también nos trae recuerdos importantes.

Otras excursiones no menos interesantes iniciando la caminata por la cuesta de la Dominguera, la virgen del Carmen, la Olmeda y la Huerta, hasta el reguero de los Caños, porque más lejos ya resulta muy cansado; pero recuerdo que en el 1954 y posteriormente alguna otra vez, con mi mujer, mi hijo Agustín y Amparín, cuando aún era una niña, casi recorrimos todo el término de Noguera, y, como no, la Garganta con todos sus lugares históricos como la paridera de los Caberos y su fuente; peña roya y el Rincón y la fuente el Sabuco; la paridera de los Puertos con la fuente el Padre y la cerrada; la paridera de los Corias con sus huertos, todas ellas habitadas en épocas no muy lejanas por familias que después se instalaron en el pueblo definitivamente, pero que cada una de ellas tiene su propia historia y todas interesantes. Aquel año fuimos limpiando de broza una fuente tras otra, e incluso la del sabuco; el Rincón nos costó encontrarla de tanta maleza que se había acumulado en su alrededor, que estaba irreconocible y no hubiéramos podido beber agua de no limpiarla antes.

Otro año acompañados por mi cuñada María, la francesa, subimos a la fuente Germán, ya en el Puerto de Orihuela y después de comer y unas horas de descanso, emprendimos el regreso, subiendo a la laguna del Cerritón y continuando cordillera adelante hasta el Alto la Hierba, descendiendo poco a poco hacia Peña Rubia, la Virgen del Carmen, la Dominguera, abajo y llegar cansados, pero contentos a casa de la tía Cristina y el tío Paco. Esta vez nos dejaron la burra que tenían, pues no hubiese sido posible, ya que mi cuñada estaba un poco delicada, pero se fortaleció sobre manera con las salidas a todas las fuentes del pueblo que es lo primero a tener en cuenta en verano.

Me gusta caminar en dirección a los Ríos y el Salero pasando por las antiguas Eras y el Regajo, refrescando la memoria pensando en el pasado, cuando era preciso regar las patatas y judías, la remolacha o alfalfa, a veces tenías que pasarte la noche arriba y abajo, vigilando qué cortaran el agua para regar algún huerto, y así impedirlo, con el fin de seguir el curso del riego a quien tocaba.

En el Salero, a la izquierda de donde se juntan el de la Garganta y el que pasa por el Pueblo, que riega desde los huertos del molino hasta la confluencia con el otro, teníamos una parcela que cada año sembrábamos de judías bajas para secar, porque era tierra arenosa y piedra pequeña y era lo único que se podía cultivar, dando buen resultado; pero que llegaba poca agua y no siempre se podía regar. Al límite con el término municipal de Tramacastilla, comienzan los acantilados de rocas río abajo y el curso del río forma unos chilancos o remansos naturales, donde se crían peces en cantidad. Tanto es así, que uno de los días dejó mi hermano Félix en aquel lugar, el ganado sesteando bajo la abundante y espesa sombra de unos cuantos pinos aislados, se le ocurrió que me bajase yo con él, llevando un par de cubos y trozo de soga para vaciar toda el agua que quedase después de cavar una pequeña zanja desviando la poca que en verano bajaba. Casi conseguimos dejarlo seco y así lograr nuestro propósito; pero conforme como bajaba el volumen, íbamos dejando al descubierto unas grietas tan profundas que no conseguimos pescar ni un solo pez, hasta que desengañados decidimos echar el agua por su cauce normal para evitar que muriesen apresados en ellas.

Con mis sobrinos Bernardino y Carmen y mi mujer, Esperanza, varios años hicimos excursiones hacia la Tejería y Peña Zarramonera, a coger poleo y té, con el coche hasta muy cerca de estos dos lugares, claro está. Té hay en abundancia y fácil de encontrar, pero poleo está muy solicitado, si bien cada temporada encontrábamos en sitios que al parecer nadie sospecha que pueda haber, puesto que había buenas matas.

Con Guillermo, alguna vez fuimos a coger a la Peñuela, que hay en abundancia, té, no así, poleo, y de paso hacer una buena caminata, y bajando por el lado opuesto, es terreno muy escabroso y una buena prueba de resistencia para las piernas. Unas veces regresamos por la carretera, otras por el camino de la Virgen cruzando el río.

Otra excursión que nos gustaba hacer era partiendo de las eras y siguiendo el camino del regajo en dirección a la cepilla hasta el rió de la garganta, barranco arriba por el puente del recuento hasta la huerta jaleando la cuesta por debajo de la peña Lituelo se alcanza la fuente del Carmen con su albergue y acampada. Después de un prolongado descanso y beber su buena agua, bajamos tranquilamente por la dominguera siempre contemplando el interesante panorama que ofrecen la peña ¡alar, la peña grande con su enorme montaña, la atalaya hasta la peñuela, las prolongadas choperas río abajo superando el regajo y alcanzando el Salero.

En esos largos recorridos y prolongados descansos, hemos tenido tiempo y ocasión de repasar nuestros recuerdos, las vicisitudes, los aconteceres de nuestra infancia, de nuestra adolescencia, de nuestra juventud y todas nuestras atormentadas vidas. Pero ya no podremos hacer más excursiones ni muchas otras cosas juntos, Guillermo, mi amigo, mi compañero, mi colega que tanto disfrutábamos las tardes del mes de agosto de cada año ensayando y tocando nuestras piezas favoritas, preferidas en el local de ensayo y canto. Ya nunca más podremos repetir, compartir nuestras confidencias, porque en unos segundos fatales de un día del mes de marzo del 2007, en un trágico accidente de coche, perdiste tu vida y con ella, también todas tus facultades, toda tu voluntad para dedicar tu tiempo a enseñar a los demás con pasión, sin egoísmo. Todos , todas te extrañamos, te echamos de menos porque entre otras cosas, tu compañía nos hacia mucho bien era agradable, era entrañable.

Ya solo nos queda recordarte siempre, seguir tu ejemplo, no olvidarte jamás. Bueno, también tenemos las grabaciones que en los ensayos hemos tomado, sobre todo el último mes de agosto del 2006 ensayando con Mónica, María, Juan José, el de Tramacastilla y José. El Pasacalle de Mazaleón, de Ronda (vals jota), Volver a mi Tierra, Gigantes y Cabezudos y otras que de tanto en tanto gozo repasando aunque también siento pena por tu ausencia. Se oye tu voz y la de Mónica dando la entrada, corrigiendo. Parece como si todo siguiera igual, como si nada hubiese cambiado moviendo los dedos por los trastes sobre las cuerdas, pulsándolas con suavidad pero apasionadamente, dando rienda suelta a nuestros afanes, a nuestro entusiasmo, a nuestras alegrías.

La primera grabación nada menos que con 18 piezas ensayando con el primer grupo, es decir, Manuel y Juanito, José Ángel y el hijo de Maximino, Julio y David, tú y yo que conservo con mucho mimo, y que de tanto en tanto, repaso haciendo memoria poniendo en ello mucho sentimiento.

Pese a todo, la Rondalla y el grupo de canto siguen ensayando juntos, dando conciertos y haciendo rondas, no sólo en nuestro adorado pueblo y pueblos vecinos, si no mucho más lejos y van echando raíces profundas e incorporándose esas nuevas niñas que crecen sin parar, como era nuestro deseo, nuestro anhelo, nuestra esperanza.

¡Qué emocionante fue para mí participar con la rondalla y el grupo de canto en el merecido homenaje que esas admirables mujeres de nuestra Noguera organizaron dedicado a tu memoria, a tu obra, a tu trabajo!

¡Cuantos pensamientos y recuerdos pasaron por mi imaginación en la ronda llevada a cabo en las fiestas del verano del 2007 en una de esa noches serenas de agosto, a partir las 22 horas recorriendo las calles de Noguera, con sus canciones y melodías, enriquecidas por cantores y guitarras venidos de Cella y dirigida por la siempre segura e incansable María José, con su energía, empuje e iniciativa inagotable!

MUSICA. «Es el arte, y puede decirse la ciencia, que tiene por objeto el conmover el ánimo haciéndole sentir las más variadas impresiones, por medio de infinitas y diversas combinaciones de sonidos.»

«Es arte porque está sujeto a reglas y se incluye entre las artes liberales a causa del dominio que sobre la acción material tiene el ingenio y el sentimiento. Al mismo tiempo puede incluirse como ciencia física por tener por base la Acústica, ciencia física que trata de las leyes del sonido».

Así lo describe un tratado de la Teoría de la Música que poseo de hace tiempo y que de tanto repaso por ser muy interesante.

Pese a las posibilidades que ofrece la solfa, muy pocas personas, hombres y mujeres, consiguen dominar un instrumento de música y muchas menos siguen practicándola toda su vida, siendo incluso una de las terapias más originales para disfrutar con alegría el paso del tiempo, ser más felices y hasta gozar de más salud. Por lo tanto yo opino que vuestra dedicación a la música ya¡ canto, cambia vuestras vidas y las hace más solidarias humanas e importantes, más alegres y más profundas.

Un recuerdo imborrable y con un valor histórico incalculable para el pueblo de Noguera, son las fotografías que desde su primera infancia y los primeros ensayos en el local, acompañados por Guillermo, de mí tomadas por mi hermano Agustín y por Ricardo en los primeros conciertos en la plaza. Conforme ha ido pasando los años en las rondas del verano por sus calles, Miguel y otros muchos no han parado de hacer trabajar a sus cámaras en todo el recorrido. Partiendo de la plaza de la Iglesia que iniciamos el recorrido y parando a cantar en los sitios estratégicos, hasta llegar a la carretera, acompañados por toda una procesión de gente, en especial una en la plazoleta del bar y el supermercado, tocando y cantando en círculo, donde aparecen al fondo el puente, la fuente Peluco y la línea de casas al pie de la montaña y la casa de Cesar y Asunción, con su fachada principal en cuyo balcón resaltan un sinfín de macetas florecidas de variados colores, haciendo un llamativo contraste con las camisetas rojas que llevamos puestas, símbolo de la Asociación Musical «Aires de Sierra Alta».

Y sois más libres, pues imaginaron que retrocediéramos treinta o cincuenta años atrás, ver mocicas jóvenes con sus madres rondando y cantando por las calles de Noguera... impensable. Además con una cultura musical evidente y envidiable, moviendo sus ágiles dedos por los trastes de las bandurrias y el diapasón de las guitarras con energía y entusiasmo; provocando una alegría manifiesta en las gentes que acompañan en todo el recorrido de la ronda. "

Barcelona, diciembre del 2007
Autor: Roque Yuste








1 comentario:

  1. Remito este comentario para agradecer a Roque el que haya hecho este escrito recordando a los promotores y fundadores de la Rondalla de Noguera. Sería bonito que la actual directiva de la Rondalla tuviese el bonito gesto de hacerles un homenaje guardando un profundo recuerdo del malogrado Guillermo. Yo recuerdo cuantas y cuantas tardes los he oido tocar en el garaje de mi casa. Tambien sería bonito agradecer a los socios colaboradores, que de forma desinteresada hicieron aportaciones económicas para que el proyecto fuese adelante. Me gustaría que se tuviese este detalle con los verdaderos artífices de este proyecto. Guillermo, Roque y Manuel.

    Manuel Molada (Hijo)

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