
UNA INFANCIA MARCADA POR LA GUERRA CIVIL
Ángel Yuste Giménez, nació en Noguera en 1926. Fue a la escuela primaria en Noguera hasta que estalló la Guerra Civil. Sus padres abandonaron el pueblo en 1937 junto con muchos otros vecinos y después de caminar durante 2 semanas llegaron a Salinas del Manzano desde donde los llevaron en camionetas hasta Santa María Magdalena de Pulpis en la provincia de Castellón donde les dieron refugio, trabajo y escuela como a otros vecinos de Noguera.
Allí cuando tenía tan solo 11, escribió en su cartilla escolar, que conservó hasta su muerte, su propio autorretrato. Dice así:
“Autorretrato físico y moral: Yo tengo una estatura pequeña de cuerpo recio una cara redonda ojos redondos de color verde azulado y pestañas cortas finas pelo rubio algo negro nariz chata orejas pequeñas visto de jersey gris manga larga pantalón azul marino calzas coloradas y alpargatas blancas. Edad 11 años. Ángel Yuste".
Capítulo aparte merece esa mencionada libreta escolar. Sus textos denotan tempranamente sus aficiones, tendencias y fortaleza de carácter que se conformaría más adelante, así como habilidad para la escritura, memoria y sagacidad. Estamos hablando de una sorprendente inteligencia natural que le acompaño hasta sus últimos días a pesar de sus escasos estudios escolares.
Terminada la guerra civil española, la familia Yuste regresó en Septiembre de 1939 a Noguera donde se encontraron sus casas saqueadas y sin puertas, los rebaños desaparecidos y los huertos y campos de labranza sin cultivar. Y por si fuese poco, el poco dinero republicano que habían conseguido ahorrar trabajando en Valencia, dejó de tener valor.
Ángel, con 13 años de edad, empezó a trabajar de pastor cuidando el rebaño de la tía Luisa, la estanquera, por un pequeño salario y un almuerzo. Es lo que había. El primer año fue muy difícil para todos los que regresaron pues no había ni para comer. Con jornadas de 12 a 14 horas por delante, lo primero que hacía Ángel era ir a su casa a repartir la merienda que le habían dado para pasar el día con su familia: un poco de matanza o queso o una lata de sardinas y un pedazo de pan, si había. Y así fue, hasta que recogieron las primeras cosechas.
LA POSTGUERRA: LOS TIEMPOS DIFICILES
Corría el año 1946 cuando un día Ángel que cuidaba de su ganado en la “Umbría del Merendero” (hoy conocido como Fuente de los Maquis) presenció un encuentro de la Guardia Civil con los Maquis y se vio envuelto en medio de ambos fuegos. No obstante, le sorprendió mucho que le dispararan también los maquis ya que eran gente que le conocían perfectamente. Uno de ellos, Narciso Morón, era de Noguera, otro de Bronchales y varios más, hasta siete de Orihuela, Tramacastilla, etc.
La Guardia Civil le llevó preso y le conminó a rebelar los nombres de maquis pero Ángel se negó a pesar de ser sometido a “duros” interrogatorios. Transcurridos unos meses, la Guardia Civil volvió al pueblo para llevárselo “de paseo” junto con otros acusados de rojos y antifranquismo entre otros. Pero gracias a la intervención del párroco de Noguera, Mosén Cristóbal, apoyado por el alcalde Celestino Morón, que intercedieron por ellos para que se acabasen las represalias, no se llevaron a nadie. Se da la circunstancia que durante la guerra el bando republicano mató a la hermana de Mosén Cristóbal, María Sánchez, y a marido.
En el año 1947 Ángel marchó a la mili alistándose como voluntario en aviación para escapar de la inseguridad que vivía en Noguera. Hombre trabajador y poco dado a relacionarse con la gente o ir de fiestas, pronto se ganó la confianza y aprecio de sus superiores que le trataban con deferencia. Fue así como Ángel dio sus primeros pasos fuera del hogar y aprendió a llevar una vida solitaria pero acompañado siempre del cariño de la gente por su honradez y callado esfuerzo. No sabía recibirlo abiertamente pero lo agradecía en silencio.
LA EMIGRACION: 40 AÑOS DE PASTOR EN CATALUÑA
Al regresar a Noguera, su familia había decidido emigrar a Cataluña, donde Ángel encontró trabajo como pastor en una masía de San Pedro Pescador gracias a la ayuda de Miguel Polo que estaba de maestro herrador en Barcelona. Luego estuvo en varias granjas de bovino y porcino en Vilamacolum, Figeras y Darnius. Allí, separado de nuevo de su familia, se dedicó al pastoreo de ganado ovino, porcino y bovino y, cuando era requerido, como cocinero de un restaurante que tenía la familia que le empleaba de pastor.
Un día cuando paseaba su rebaño por el Pirineo tuvo un encuentro fortuito y sorprendente con un grupo de maquis que iba retirándose a Francia acosados por la Guardia Civil. Algunos de ellos eran los que le habían disparado años atrás en los montes de Noguera. Entonces tuvo la oportunidad de preguntarles porque lo habían hecho y replicaron que creían que él les había delatado. Luego supieron que no solo no lo hizo, sino que llegó a arriesgar su vida por no delatarlos.
EL RETORNO A NOGUERA: LA RECUPERACIÓN DE FUENTES
No se apartó de su trabajo en la masía gerundense hasta que, casi cumplidos los 60 años de edad, recibió la jubilación anticipada debido a una patada de un becerro de la que quedó temporalmente lesionado. Fue así, que tras casi 40 años de ausencia, regresó a Noguera en 1988 para vivir el resto de su vida. Sus padres habían vendido la casa familiar de la plaza de la Iglesia y tuvo que vivir de alquilado en varias casas hasta que se pudo construir la suya propia en la Puerta Falsa junto a la fuente que lleva ese nombre, que por fin habitó sobre año 2003.
Con su pensión y el fruto de sus huertos y alguna gallina vivió holgadamente pues Ángel nunca fue gastador. El mismo decía que “no es más rico el que más tiene sino el que menos necesita”. Hombre tímido e introvertido, sus aficiones eran el disfrute de la naturaleza, la música y el deporte. Casi nunca faltaba a su cita diaria con el frontón: a las 7 de la mañana, hiciera frío o calor, se le podía ver dirigirse al frontón con su raqueta y una bola de tenis, donde jugaba una buena hora solo. Luego la ducha, el desayuno acompañado de infusiones y miel y a arreglar sus huertos cuando tocaba y cuando no, se dedicaba a su auténtica gran pasión: la recuperación de fuentes y el cultivo y protección de plantas medicinales o raras, e incluso, algunas consideradas especies protegidas como el acebo.
Se puede decir, sin exagerar, que Ángel era un verdadero naturalista. El más auténtico que nosotros hemos conocido. Sin poses, ni discursos, con su azadón y sus manos buscaba el agua allá donde el sabía que ha hubo en sus tiempos mozos o en sitios donde las plantas delataban su presencia. Con su azadón, su sorprendente fuerza y habilidad buscaba la beta de agua, la canalizaba y construía la fuente con piedras y tubería de goma, culminando su obra con la construcción de bancos de descanso para el caminante buscando siempre el refugio de la sombra de un árbol. Culminaba su trabajo colocando una piedra sobre de la fuente y escribía sobre ella el nombre, la fecha y su autoría. Algunas de esas piedras eran cuidadosamente seleccionadas para que recordaran el entorno o el nombre escogido para la fuente.
Además de arreglar las fuentes existentes de siempre como La Puerta Falsa, El Ventanal La Rosa, Los Maquis, etc. Ángel a construir 21 suyas. Son estas: En el Barranco de la Tejeda: Ángel Yuste, Mosén Cristóbal, Amalia, Julián, Borrocal, Tejeda, Tarrancho, Noguera, Cristina, Águila y Abanto. En el Barranco del Portichuelo, Los Pradillo y Dos Aguas: Los Burros, Las Borroqueras, Cárdeno, El Rompido, Pellejero, El Pino y Peña El Olcajo. En La Garganta: La Garita. En Noguera: La Rosa II y La Tía Romana.
Falleció el 12 de Noviembre de 2008
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vaya detalle bonito
ResponderEliminarhermosa historia...su alma habita agua fresca de las fuentes.
ResponderEliminargracias, hombres como él, con historias profundas y cotidianas, hacen que la vida tenga otro color.
Ana