miércoles, 10 de marzo de 2010

Lavar la lana

Los más jóvenes ya no se acuerdan, pero antiguamente, además de ropa, con la lana de las ovejas se rellenaban los colchones y las almohadas.

Bien entrada la primavera, se esquilaban las ovejas y se podía comprar a los pastores la lana que se medía por talegas. Las mujeres se encargaban de lavarla, secarla y “esmotarla” para que se pudiera utilizar, y poco más o menos se hacía así:

Primero se calentaba agua y se la añadía un poco de jabón, se ponía la lana en un barreño o en un cofio y se escaldaba con el agua caliente, se le daba unos buenos meneos y se dejaba toda la noche y al día siguiente había que ir al río o la acequia para lavarla.
Después se iba tendiendo sobre las estepas hasta que se secara y una vez seca se iba pendiendo en unas cestas de mimbre y luego había que esmotarla, es decir limpiarla de todas las motas que tenía y al mismo tiempo ahuecarla.

Recuerdo muchas tardes de verano, sentada en la puerta del antiguo horno, esmotando lana con mi abuela Miguela, la tía Maximina, la tía Dorotea, la tía María, la tía Adelina…, ellas cosiendo, remendando, haciendo calcetines para el invierto y contando historias, recuerdo aquellas tardes en las que estas mujeres me enseñaron a tejer, a remendar, a hacer calcetines, y sobre todo a valorar la amistad, el cariño con que se trataban y la ayuda que se prestaban unas a otras.

En mi generación se ha perdido este espíritu de vecindad y se echa de menos.

Pilar Molada

 

1 comentario:

  1. Como bien dice Pilar el grueso de la lana la compraban a los pastores pero con frecuencia había que rellenar colchones y almohadas, para ello, me acuerdo salir a mi tía Manuela "La Panadera" de Bronchales, por los alrededores del pueblo a recoger trozos de lana que las ovejas iban perdiendo en los bajos arbustos y matas al ir pasando. Esto sí que era aprovechamiento al máximo. Por supuesto que luego también venía el lavarla, esmotarla y cardarla. Así que llevaba su trabajo.
    Haringo.

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