Las plagas de xilófagos pueden afectar tanto a estructuras arquitectónicas como a tallas de madera. |
Expertos en el tratamiento de plagas del Instituto de Patrimonio Cultural Español llevarán a cabo en Albarracín un proyecto para la eliminación de xilófagos (insectos que se alimentan de madera) en su Casco Histórico que servirá de modelo para otras ciudades españolas que sufren este mismo problema en su patrimonio arquitectónico.
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La intervención, en la que colaborará el centro de Restauración de la Fundación Santa María, podría arrancar este mismo año con un diagnóstico de las afecciones tanto en las edificaciones como en los bienes muebles del conjunto histórico de Albarracín. Posteriormente, se acometería un tratamiento que, en función de los resultados, se podría extender a otras localidades, según señaló el gerente de la citada fundación, Antonio Jiménez.
El responsable de la institución señaló que la idea surgió tras detectarse recientemente la presencia de una colonia de termitas, el insecto más temible para los restauradores, en una edificación de Albarracín. Hoy Jiménez participará, además, con una ponencia en un curso sobre el control de plagas en bienes culturales que ha organizado en Madrid el Instituto de Patrimonio.
El gerente de la Fundación señaló que la presencia de colonias de xilófagos, especialmente de termitas, representa una problemática compleja «cada día más frecuente y difícil de eliminar». «Es verdad -agregó- que hasta ahora se han ido acometiendo diferentes procedimientos para erradicarlos, pero eran muy tóxicos y aislados».
La ventaja del tratamiento que se pretende ejecutar desde el Instituto de Patrimonio Cultural es que, según Antonio Jiménez, «se emprenderá de forma conjunta en todo el Casco Histórico, ya que de lo contrario no sirve de nada, porque las termitas suelen emigrar a otros inmuebles».
La metodología empleada será inocua para el ser humano y se centrará en la preparación de unos cebos especiales en las calles. «A través de ellos se impide la reproducción de las termitas; se corta su ciclo vital», indicó el gerente de la Fundación Santa María. Agregó que la importancia y el éxito del tratamiento radican en el sistema de elaboración de los cebos y en su supervisión continuada.
El proyecto permitirá, sobre todo, garantizar la erradicación de los xilófagos a largo plazo.
Albarracín siempre ha padecido en mayor o menor medida la presencia de insectos comedores de madera, si bien el más temido es la termita, muy voraz y capaz de dejar hueca la estructura de una catedral en poco tiempo. El problema, no obstante, no es actualmente tan grave como en otras comunidades, como Galicia, debido, según explicó Jiménez, a los continuos tratamientos a que han sido sometidos los inmuebles del municipio turolense.
En los años ochenta del siglo pasado se detectó la presencia de colonias de termitas en diferentes edificios del barrio del Chorro y de la subida a las Torres. Se trata de zonas situadas al pie de la muralla que presentan problemas de humedad, una condición ambiental en la que estos xilófagos encuentran su hábitat adecuado para reproducir su ciclo vital. Además de la estructura de madera de los edificios, las termitas pueden afectar a retablos. La carcoma es más específica de las esculturas.
Fuente de los textos y fotografía inicial: Leonor Franco (Teruel) publicado en Heraldo de Aragón.
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