
Pedro Jarque, entrañable abuelico de 86 años que fue pastor toda su vida, está empeñado en convencerme que él es un ignorante pastor que no tiene cultura ni nada interesante que contar. Pedro solo ignora lo mucho que ignoramos todos los que "tenemos estudios".
Estos párrafos, escritos por Roque Yuste que fue pastor de Noguera en los años 1930, es un buen ejemplo de esa sabiduría natural de los que han vivido en contato con la Naturaleza.
Ni en la escuela, ni en el instituto ni siquiera en la universidad se llegan a aprender tal cantidad de cosas, que viviendo la naturaleza en ella misma. Eso sí, los libros te ayudan a conocerla mejor; te ayudan a conocer los nombres que se dan a cada especie o individuo, las plantas, los árboles, el espacio con sus galaxias, estrellas, soles, planetas etc. Yo me he encontrado con gentes que tienen carreras y no saben ni orientarse en pleno día, y eso que ya en los primeros libros les enseñan los cuatro puntos cardinales y las reglas fundamentales para orientarse mínimamente bien. Sin embargo, gentes analfabetas del campo saben cuándo va a llover al ver las nubes y cuánta agua va a caer, y miles de cosas más que nunca ven o conocen gentes de altos conocimientos, y no digamos ya de personas que tienen mucho poder económico.
Durante mucho tiempo creí que ir de pastor había supuesto una mala suerte para mí, y si bien lo más importante es ir a la escuela, por lo menos hasta los catorce años, como tiene que ser; con el tiempo he comprendido que en aquellos años de vivir la naturaleza con todas las consecuencias, de noche y de día, fue una experiencia importante y muy gratificante, una verdadera universidad.
Yendo de pastor se tiene todo el tiempo del mundo para pensar y observar toda clase de hierbas que nacen, crecen y se desarrollan en la primavera, se secan en verano, retoñan en el otoño y mueren en el invierno; se tiene ocasión de contemplar a todas las variedades de aves desde los pájaros hasta las águilas; cómo se desenvuelven en cada estación del año, donde hacen sus nidos y cuando tienen sus crías, como anuncian los cambios de tiempo importantes como las tormentas, los fríos, las nevadas, los fuertes vientos. Aprendes a conducir el ganado que supone una verdadera maestría ya que necesita de unos cuidados inteligentes si quieres conseguir un buen desarrollo de sus crías, base esencial de unas ovejas sanas y fuertes. Es preciso llevarlos por los mejores pastos del término, conducirlos a los riachuelos para que beban agua cada equis tiempo; ponerle sal periódicamente en unas losas anchas que normalmente se colocan cerca de las parideras para que la laman y cubran así sus necesidades de este alimento; y algunas veces ayudar a las ovejas a sacar la cría cuando va mal el parto y corren el peligro de morir si no se les ayuda.
En el verano es necesario que paste el ganado hasta las once o doce de la noche, porque con la fuerza del sol se ven obligados a meter la cabeza gacha en la misma sombra que dan sus propios cuerpos, protegiéndose así de un calor que no pueden soportar. De las once de la mañana hasta las cinco de la tarde no comen y si no se les diera este tiempo con la fresca, no obtendrían el alimento necesario para su mantenimiento y engorde, sobre todo si no hay pastos abundantes.
Por esta razón los pastores tienen que quedarse a dormir al raso, a la intemperie, hasta que las ovejas se hartan de comer y se tumban a dormir mientras que viene el nuevo día y vuelven a emprender la marcha.
Precisamente en esas noches claras, que en el verano son la mayoría, tienes la oportunidad de contemplar los espectáculos más maravillosos de la naturaleza en el espacio estelar. Tienes al alcance de tu vista todo el espectro del universo, de las estrellas, donde tu mente se fija y te sugiere un sinfín de preguntas que, naturalmente, no encuentras las respuestas que no sean de tu propia inventiva. Tanto más cuando se carece de una cultura apropiada y de la debida orientación.
Empezando por la Vía Láctea con su nebulosa y toda la inmensidad de sus estrellas; las constelaciones y sus diferentes formas y posiciones, con el inconveniente cuando por tu falta de conocimientos no conoces sus nombres ni el significado; de alguna manera tu das sus nombres y te sitúas tratando de sacar consecuentemente tu propia orientación. Porque son un día y otro, una noche y otra, semanas, meses de contemplar las maravillas de la naturaleza a campo abierto. En aquellas noches serenas y después de toda una jornada agotadora tumbado boca arriba sobre una chaparra, te relajas, te relajas mirando tan fabuloso espectáculo y te duermes profundamente como si te encontrarás en un verdadero paraíso.
Cuanto más oscura es la noche, si está totalmente raso, más hermoso es contemplar el espacio estelar desde las montañas más altas de la sierra de Albarracín, desde donde se divisa más horizonte. Hay noches en que se produce el fenómeno de las estrellas fugaces con una frecuencia asombrosa, iluminando el espacio con luz brillante y que parece que se hunden en la tierra.
Las tormentas de las noches son terroríficas yendo de pastor y sin más compañía que el ganado. Relámpagos sucediéndose unos a otros sin parar, truenos que parece que van a desgajar todo, hundir el universo, rayos y chispas que rajan pinos y árboles más altos, limpiando la corteza hasta clavarse en el suelo. Lluvias fuertes y a veces vientos que se te llevan sin poderlo evitar. Aunque de alguna manera te relajan los nervios, de tanto sufrir tanto espanto y tanta presión."

Foto: Pedro Jarque, nacido en Noguera en 1920, pastor jubilado
Qué alegría: vaya texto. Enorme. Gacias por compartirlo.
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